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¿Cómo influyen los psicofármacos en la microbiota intestinal?

Psicofármacos
Psicofármacos

En los últimos años se ha descubierto algo fascinante: la microbiota intestinal no solo afecta a la digestión, sino también al sistema inmune, las hormonas y hasta el estado de ánimo.Pero lo que pocas veces se comenta es que algunos fármacos de uso común también pueden modificar el equilibrio de estas bacterias.

Entre ellos destacan dos grupos muy utilizados en consulta: los antidepresivos tricíclicos y las benzodiacepinas.


Antidepresivos tricíclicos y microbiota: un efecto antimicrobiano inesperado


Los antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina (comercializada en algunos países como Triptizol), no solo actúan sobre neurotransmisores como la serotonina o la noradrenalina. Estudios recientes han mostrado que también poseen cierta actividad antimicrobiana, lo que significa que pueden:

  • Reducir la diversidad bacteriana intestinal.

  • Disminuir bacterias beneficiosas productoras de butirato (un ácido graso antiinflamatorio).

  • Alterar la motilidad intestinal y con ello el entorno donde viven los microorganismos.

En otras palabras, estos medicamentos no solo influyen en el cerebro, también cambian el ecosistema intestinal.


Benzodiacepinas y microbiota: modulando el eje intestino-cerebro

Las benzodiacepinas, como el lorazepam, se utilizan para tratar ansiedad, insomnio o episodios de estrés agudo. Aunque no tienen un efecto antimicrobiano directo tan fuerte como los antidepresivos, sí influyen en el sistema nervioso entérico, nuestro “segundo cerebro”.

Al actuar sobre la señalización nerviosa (incluido el nervio vago), pueden:

  • Reducir la comunicación entre microbiota e intestino.

  • Alterar la proporción entre Firmicutes y Bacteroidetes.

  • Favorecer una menor producción de ácidos grasos de cadena corta.

Esto puede dar lugar, con el uso prolongado, a un desequilibrio microbiano o disbiosis.


Consecuencias de estos cambios en la microbiota

El impacto de los psicofármacos sobre la microbiota puede manifestarse en diferentes niveles:

  • Digestivos: hinchazón, cambios en el tránsito, digestiones más pesadas.

  • Inflamatorios: menor producción de compuestos protectores como el butirato.

  • Generales: fatiga, alteraciones inmunológicas, menor tolerancia a ciertos alimentos.

Por eso es importante tener en cuenta no solo los efectos sobre el sistema nervioso, sino también sobre el intestino.


Cómo proteger tu microbiota si tomas psicofármacos

La buena noticia es que existen estrategias para apoyar a la microbiota incluso cuando el tratamiento farmacológico es necesario:

  • Dieta antiinflamatoria rica en fibra prebiótica: frutas, verduras, semillas y tubérculos.

  • Probióticos específicos para favorecer la producción de butirato y restaurar diversidad.

  • Hábitos de vida que refuercen el eje intestino-cerebro: buen descanso, movimiento y técnicas de relajación.


Conclusión

Tanto los antidepresivos tricíclicos como las benzodiacepinas pueden influir en la microbiota intestinal, aunque lo hacen de forma distinta: unos por su efecto antimicrobiano y otros a través de la señalización nerviosa.Ejemplos como la amitriptilina o el lorazepam nos ayudan a entenderlo mejor.

Conocer esta interacción nos permite acompañar el tratamiento farmacológico con un cuidado extra de la microbiota, minimizando efectos secundarios y potenciando el bienestar integral.


 
 
 

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